“Hoy podemos decir que veinticinco años no son nada, y también podemos decir que veinticinco años casi son toda una vida. Un vida compartida por Pepe y Maravillas con amor, con ternura, con sueños comunes, y con alegría. Hoy es el día en que debemos alzar nuestras copas y brindar por su felicidad.”Queremos felicitar desde este blog a nuestros vecinos Pepe y Maravillas que hoy han celebrado sus bodas de plata. Una celebración muy bonita y enternecedora ya que sus protagonistas son especiales; a título personal, ¡son especiales! intuyendo que así lo cree la mayoría. Son un puro ejemplo de amor, respeto, complicidad y una de las mejores cualidades del ser humano, tienden sus manos para ayudar a cualquiera que lo necesite. No me excedo y bien se lo que digo, con sólo ver a sus hijos eso lo dice todo.
Deseamos de todo corazón que la vida os siga complaciendo como hasta ahora y que los próximos veinticinco años los podamos celebrar con vosotros.











Anteriormente se escribió sobre la historia de la virgen del Rosario, quién fue su creador, cuando vino a esta parroquia, etc y en esta ocasión recordaremos a las personas que custodiaron a nuestra patrona, a esas personas que en plena Guerra Civil expusieron sus vidas para salvaguardar una imagen, la que actualmente preside nuestro Altar Mayor.En pleno movimiento muchas de las imagenes de Sucina fueron destruidas por vecinos de San Javier y algún que otro del pueblo pero no pudieron con la patrona ya que estaba custodiada por los vecinos de Sucina.Cuando las cosas se ponían cada vez más difíciles se vieron obligados a sacarla de la iglesia y llevarla a la casa de Escolástica y Cayetano donde estuvo guardada durante un tiempo en un hueco de armario de una pared; aunque era un secreto a voces nadie se atrevía a denunciar, fuera por miedo o al fin y al cabo por amor a su patrona.Una madrugada un grupo de vecinos la liaron en un colchón la echaron en un carro y se encaminaron hacia la capital, una vez allí la llevaron al museo de Salzillo donde muchas imágenes se pudieron salvar de la destrucción de los rebeldes, entre muchas la virgen de la Fuensanta, la de las Maravillas (de los Martinez del puerto), etc.


