A PROPÓSITO DEL HIMNO
"El nacionalismo divide a la humanidad en unidades mutuamente intolerantes. En consecuencia, el hombre piensa primero como norteamericano, ruso, chino, egipcio o peruano, y en segundo lugar, si acaso, como ser humano."
Ivo D. Duchacek. Profesor de Ciencia Política. Conflict and Cooperation Among Nations
21 segundos de oprobio, intolerancia y falta de empatía fue lo que aconteció en el estadio Vicente Calderón cuando sonó el himno de España en los prolegómenos de la final del Campeonato de España, Copa de SSMM el Rey (denominación oficial); encuentro que enfrentaba al Athletic Club de Bilbao y al F.C. Barcelona. Una sonora pitada organizada por sectores de ambas aficiones acompañó a capella los acordes de la Marcha Real.
Convertido ya en tradición esos gestos denigrantes del independentismo vasco y catalán (final 2009) nos devuelven a otra realidad, a la triste realidad de un proceso fallido de construcción nacional, el nuestro, el de España; preocupada en vencer y no en convencer; a la vez que utilizada, tergiversada y prostituida por aquellos que la expulsaron de si.
Cuando se piensa que el fútbol no conlleva fuertes componentes políticos, erramos inocentemente cual párvulo, porque el fútbol traslada al terreno de juego dos contendientes que interiorizan y encarnan unos valores ideológicos, de tal modo que si estos son antagónicos, en el encuentro no solo dirimen su apuesta futbolística sino que subyace una disputa que trasciende de lo meramente deportivo, la victoria les permite ondear sus ideas y adherirlas al éxito como forma de legitimación.
De este modo, el terremoto de los nacionalismos periféricos vuelve a cimbrear las bases de la convivencia política en España a través de la ofensa gratuita. Apelando a la "libertad de expresión" y con la connivencia de políticos, periodistas y futbolistas, ven necesario jactarse de su humillación pública a los símbolos de España para hacer valer sus reivindicaciones. Para ellos su fin si justifica los medios, todo ello en un ejercicio de la más fiera intolerancia, irrespetuosidad, intransigencia y falta de empatía; recordando aquellas corrientes que imperaron en parte de Europa durante el primer tercio del siglo XX.
Con sus desafortunadas actuaciones generan un rechazo en el resto de España, que ellos moldean y venden como catalanofobia, un discurso de victimismo y de falsa opresión decorado con tintes románticos, inculcando a la sociedad catalana la incompatibilidad de ambas identidades convirtiéndolas del todo excluyentes. (Lo mismo es aplicable a Euskadi).
[...] "si alguien está de acuerdo conmigo, en la Cámara o fuera de la Cámara, ha de sentir que Cataluña, la tierra de Cataluña, tiene que ser tratada desde ahora y para siempre con un amor, con una consideración, con un entendimiento que no recibió en todas las discusiones. Nosotros amamos a Cataluña por española, y porque amamos a Cataluña la queremos más española cada vez, como al Pais Vasco, como a las demás regiones".
Jose Antonio Primo de Rivera y Saenz de Heredia -Sobre Cataluña- (Discurso pronunciado en el Parlamento el 4 de enero de 1934).
David García Rodríguez