Muere la vida, y vivo yo sin vida
[Lope de Vega]
Muere la
vida, y vivo yo sin vida,
ofendiendo la vida de mi muerte,
sangre divina de las venas vierte,
y mi diamante su dureza olvida.
ofendiendo la vida de mi muerte,
sangre divina de las venas vierte,
y mi diamante su dureza olvida.
Está la
majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte,
y de su cuerpo la mayor herida.
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte,
y de su cuerpo la mayor herida.
¡Oh duro
corazón de mármol frio!,
¿tiene tu Dios abierto el lado izquierdo,
y no te vuelves un copioso río?
¿tiene tu Dios abierto el lado izquierdo,
y no te vuelves un copioso río?
Morir por él
será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y como no la tengo, no la pierdo.
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y como no la tengo, no la pierdo.
La oración del Ateo
Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes
a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.
¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande
para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes
a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.
¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande
para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.
[Miguel de Unamuno]
Delante de la cruz, los ojos míos…
«Delante de la cruz, los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando
y sin ellos quererlo estén llorando
porque pecaron mucho y están fríos.
quédenseme, Señor, así mirando
y sin ellos quererlo estén llorando
porque pecaron mucho y están fríos.
Y estos labios que dicen
mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos querer estén rezando
porque pecaron mucho y son impíos.
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos querer estén rezando
porque pecaron mucho y son impíos.
Y así con la mirada en
vos prendida
y así con la palabra prisionera,
como a la carne a vuestra cruz asida
y así con la palabra prisionera,
como a la carne a vuestra cruz asida
quédeseme, Señor, el alma
entera
así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así cuando queráis me muera».
así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así cuando queráis me muera».
[Rafael Sánchez Mazas]
4 comentarios:
Bellísima la pluma de los grandes, un placer leer estos sonetos. Gracias Juan por ponerlos.
Juanico mira que eres pillo como has cambiado de tercio.
La entrada si que tiene su cosa es cierto.
Verdaderamente espectacular. Mi enhorabuena para los directores de la Junta de Cofradías y para todos los participantes en general. En días así me siento orgullo de ser de Sucina.
Un abrazo de Paco Avilés.
PIM.
Feliz Pascua de Resurrección.
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